La Universidad Angloamericana de Praga figura regularmente entre las mejores en el concurso de empresas estudiantiles organizado por JA Czech. Su curso El espíritu empresarial en la práctica (EiP) está dirigido por Heinrich Homolaprofesor y mentor experimentado que se centra en la confianza, el apoyo y los retos reales. En una entrevista, explica cómo crear una mentalidad emprendedora, qué hace que un equipo tenga éxito y por qué es importante dejar que los estudiantes fracasen.

Como parte del curso EiP, usted dirige equipos que participan en el concurso JA Czech. En qué se diferencia este curso para los estudiantes de los cursos regulares?

En los cursos regulares, los estudiantes responden a casos asignados que alguien ha planteado. Sin embargo, en el Curso EiPtrabajan en su propia idea, desde cero, y son responsables de su éxito. Esto crea una motivación y un compromiso personal mucho mayores. No se trata sólo de obtener créditos, sino de un resultado real.

¿Cuál considera que es la principal ventaja de este enfoque de la enseñanza?

El verdadero aprendizaje se produce en los momentos "AHA". Cuando los alumnos descubren por sí mismos lo que funciona y lo que no. Cuando se entusiasman con el problema que quieren resolver. No queremos limitarnos a "inculcarles" conocimientos, sino crear un entorno en el que puedan experimentar lo que significa asumir responsabilidades y crear algo de verdad. Esa es una experiencia que perdurará.

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Un equipo de estudiantes de su universidad llamado Cooltivate, que ganó la final checa de JA Czech este año, participó posteriormente en la final europea de Gen-E en Atenas. Allí se llevaron a casa el prestigioso AI Innovation Award, que es la primera vez en la historia de Gen-E que una universidad checa gana un premio en la final europea. ¿Qué es lo que más le impresionó de su proyecto?

En primer lugar, el espíritu de equipo. Siempre llega un momento en que algo se complica, y es entonces cuando conoces a un equipo fuerte. Cooltivate fue capaz de unirse, asumir responsabilidades y encontrar una solución. Y, por supuesto, el proyecto en sí, drones agrícolas con IA, tiene un potencial enorme. Es un bello ejemplo de innovación que además tiene un impacto real.

Sus alumnos han triunfado en JA Czech por tercer año consecutivo. Cuál es la clave de esta regularidad?

El hecho de que sus proyectos no sean sólo "buenas ideas", sino soluciones reales a problemas reales. Y que al principio dedicamos mucho tiempo a crear una idea: ahí es donde nacen los cimientos del éxito. Además, entendemos que un proyecto empresarial no es un sprint, sino un maratón.

¿Cuál es su papel en el curso?

No enseño en el sentido tradicional. Soy más bien un guía, un mentor. Ayudo a los estudiantes a pensar en el grupo destinatario, en las necesidades del mercado, en por qué su proyecto puede interesar a alguien. Les doy espacio, pero estoy ahí cuando necesitan comentarios o una nueva perspectiva.

¿Qué tipo de proyectos tienen éxito?

Las mejores ideas tienen una fuerte conexión con la comunidad a la que quieren llegar. Están arraigadas en el mundo real: los estudiantes resuelven algo que conocen o experimentan ellos mismos. También es importante la capacidad de comunicación con el jurado y los clientes. Y la química del equipo es clave. Un gran equipo puede hacer más que un producto perfecto.

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¿Qué aprenden los alumnos aunque su proyecto no gane?

Aprenden a fracasar. Y comprenderán que no importa, si sacan algo de ello. El curso les da una experiencia que pueden llevar consigo. Por ejemplo, a la hora de buscar trabajo, de iniciar su propio proyecto o de colaborar en equipo. Además, aprenderán a contar una historia: sobre sí mismos, sobre la idea, sobre el valor que crean.

¿Tiene algún consejo para los profesores que quieran impartir un curso similar?

Hay que estar dispuesto a ceder el control. Confiar en los alumnos. Tienen que crear, no sólo cumplir la tarea. Usted les proporciona el marco y les ayuda, pero la iniciativa es suya. Y además, nunca subestimes el poder de un objetivo significativo. Los alumnos se sienten increíblemente motivados cuando su trabajo puede ayudar a alguien.

¿Cuál cree que es la base del pensamiento empresarial?

No se trata sólo de negocios. Se trata de la capacidad de percibir oportunidades, ser flexible, trasladar la teoría a la práctica y atraer a otros hacia un objetivo común. Los estudiantes suelen pensar que tienen que tener la idea perfecta, pero lo más importante es el equipo, la comunicación y la perseverancia.

¿Su experiencia trabajando con empresas estudiantiles ha influido en su propia visión de los negocios o la educación?

No puedo decir que mi perspectiva haya cambiado en absoluto, sino que se ha reafirmado una y otra vez que la flexibilidad es absolutamente esencial. Mi papel es ser mentor, guía y educador. Pero no se aprende entregando contenidos a los alumnos. El aprendizaje se produce cuando ellos experimentan su propio "¡guau!".

Mi trabajo consiste en crear las condiciones para que esos momentos se produzcan lo más a menudo posible. Y eso no se puede planificar. Hay muchos caminos hacia Roma - Atenas este año. Yo no fijo la ruta, pero hago todo lo posible para llegar juntos.

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Heinrich Homola estudió ingeniería industrial en el prestigioso Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT), en Alemania. Comenzó su carrera internacional de casi 30 años en marketing en Procter & Gamble, donde a partir de 1989 se convirtió en uno de los primeros directivos de la recién inaugurada sucursal de Praga. También dirigió la representación regional de la marca COTY en varios países europeos y fue Consejero Delegado de Vitana. En la actualidad se dedica a la consultoría, la gestión interina y la tutoría: entre otras cosas, apoya a empresas de estudiantes que participan en la organización Junior Achievement, y dirige un curso como conferenciante para el El espíritu empresarial en la práctica.

Este artículo fue publicado originalmente por Perpetuum y se publica aquí con el permiso del autor.